Un postre con historia
Este delicioso clásico italiano fue creado en la Toscana, específicamente en Siena, en ocasión de la visita del Gran Duque Cósimo de Médici III a esa ciudad. En su honor se llamó zuppa del duca, es decir, la sopa del duque. Al Duque le gustó tanto esta receta, que se la llevó a Florencia. No pasó mucho tiempo antes de que el tiramisú se convirtiera en el postre favorito de los intelectuales ingleses que vivían en esa ciudad. Ellos prefirieron llamarlo zuppa inglese y con este nombre se lo llevaron a Inglaterra, donde también fue objeto de innumerables halagos. Paralelamente creció su popularidad en la corte veneciana; tanto que, hasta hoy en día, al tiramisú se le conoce como el "postre del Véneto".
6 porciones
El mascarpone es un delicioso queso fresco que no es fácil de encontrar. Por eso, aquí te sugiero la forma de sustituirlo, para que no te pierdas del placer de disfrutar del más seductor de los postres de Italia.
2 cucharadas de brandy
1 taza de café
18 plantillas tipo savoiardi
3 huevos
3/4 taza de azúcar
400 g de queso mascarpone o su sustituto
Cacao en polvo
para sustituir el mascarpone
El mascarpone no es un queso fácil de encontrar y, aunque nada se compara a la dulzura y suavidad de este particular queso italiano, hay varias alternativas para sustituirlo cuando, en alguna receta, se requiere de este ingrediente. Para mí, ésta es la más práctica y conveniente.
Ingredientes
1 y 1/2 tazas de crema para batir refrigerada
3/4 taza de queso ricotta
1 cucharada de azúcar
preparación del sustituto
Bate la crema en la batidora hasta que espese. Incorpora el azúcar y añade, poco a poco, el queso ricotta. No batas demasiado para que la crema no pierda volumen. La cantidad equivale más o menos a lo que necesitarás para la receta del tiramisú.
Si no encuentras el mascarpone, comienza preparando su sustituto como aparece al lado.
En un recipiente no muy profundo, vierte el brandy y el café y pon a remojar las plantillas tipo savoiardi. Se trata de que absorban algo de café, pero no demasiado, pues no queremos que se deshagan.
En la batidora, bate las yemas y el azúcar hasta obtener una mezcla homogénea. Añade poco a poco el queso mascarpone o su sustituto y transfiere esta mezcla a otro recipiente.
Lava bien el recipiente de la batidora y en él, bate las claras a punto de nieve.
Con una espátula de goma incorpora las claras batidas cuidadosamente a la mezcla de yemas y azúcar.
Ahora, con todo a la mano, puedes armar tu tiramisú.
para armar el tiramisú
Una vez que tienes todos los ingredientes a la mano, armar el tiramisú es lo más fácil. Trata de hacerlo rápido para que las plantillas no se pongan demasiado blandas.
Busca una fuente de servir que sea suficientemente profunda. Forma una capa de plantillas, dejando el lado mojado en café hacia arriba. Cúbrela con una de crema de queso mascarpone.
Repite la operación colocando ahora las plantillas con el lado mojado en café hacia abajo. La idea es ir formando capas hasta que hayas utilizado todas las plantillas y la crema.
Por último, espolvorea el cacao en polvo hasta cubrirla por completo.
Deja reposar el tiramisú en la nevera por lo menos durante una hora antes de servir. Incluso, los italianos dicen que lo ideal es comerlo al día siguiente, para que sus sabores se combinen adecuadamente.